La misión a la Luna de la NASA, valorada en 100.000 millones de dólares, no llegará a ninguna parte

Hay despilfarros gubernamentales, y luego está el programa Artemis de la NASA.

Más de medio siglo después del gran salto de la humanidad de Neil Armstrong, Artemis tenía la intención de llevar a los astronautas de regreso a la luna. Hasta ahora ha gastado casi $100 mil millones sin que nadie despegue, sin embargo, su complejidad y derroche escandaloso siguen aumentando.

El próximo presidente de los Estados Unidos debería replantearse por completo el programa. Como alguien que respeta mucho la ciencia y apoya firmemente la exploración espacial, cuanto más he aprendido sobre Artemis, más evidente se ha vuelto que es un colosal desperdicio del dinero de los contribuyentes.

Los problemas comienzan con la misión, que es más política que científica. Hay poco que los humanos puedan hacer en la luna que los robots no puedan. La tecnología ha avanzado mucho desde 1969, por decirlo suavemente. No necesitamos a otra persona en la luna para recolectar rocas o tomar medidas científicas.

Y los costos de poner personas en la luna, y de planificar su posible rescate en caso de complicaciones, son verdaderamente astronómicos.

Para entender el nivel de gasto derrochador, olvidemos los $1 mil millones en trajes espaciales que aún no se han entregado. Eso es calderilla en comparación con el cohete, llamado el Sistema de Lanzamiento Espacial.

El inspector general de la Administración Nacional de Aeronáutica y…   del Espacio estima que el programa ha gastado hasta ahora $23.8 mil millones.

Cada lanzamiento probablemente costará al menos $4 mil millones, cuadruplicando las estimaciones iniciales.

Esto supera los costos del sector privado muchas veces, sin embargo, solo puede lanzarse aproximadamente una vez cada dos años y, a diferencia de los cohetes de SpaceX, no puede ser reutilizado.

Incluso si el Sistema de Lanzamiento Espacial se completa, hay un problema: ni siquiera es lo suficientemente potente como para llevar a alguien realmente a la luna, al menos no en su configuración actual.

En su lugar, depositará su cápsula, llamada Orión, en lo que se llama órbita halo casi-rectilínea. Aquí, la cápsula, que, a pesar de que se han invertido $20 mil millones en ella, actualmente tiene un escudo térmico defectuoso, debe encontrarse con una nave espacial de aterrizaje, que luego llevará a los astronautas a la superficie lunar. Y llevar la nave espacial de aterrizaje a la órbita, antes de que pueda ser propulsada hacia la luna para encontrarse con Orión, es en sí mismo un proceso complejo.