Trump propuso un control sin precedentes de Estados Unidos sobre la Franja de Gaza durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca con Netanyahu, sugiriendo una "propiedad a largo plazo" que podría durar de 10 a 15 años.
El plan prevé que casi dos millones de residentes palestinos se reubiquen permanentemente en países vecinos, marcando un cambio dramático respecto a décadas de política estadounidense.
Líderes del Congreso de ambos partidos expresaron escepticismo, incluso el aliado de Trump, Lindsey Graham, calificó la propuesta de "problemática".
Expertos en Medio Oriente, incluido el ex asesor de la Autoridad Palestina Khaled Elgindy, criticaron el plan como "extraño e incoherente".
Funcionarios de la Casa Blanca argumentan que la reubicación masiva es la única opción viable y buscan convencer a Egipto y Jordania de aceptar a los palestinos desplazados.
La administración estima que la reconstrucción de Gaza llevaría de 10 a 15 años, mucho más tiempo que los 3-5 años establecidos en los acuerdos de alto el fuego.
La propuesta carece de detalles claros sobre cómo manejar la resistencia palestina a la reubicación o un posible despliegue militar de Estados Unidos.
Arabia Saudita rechazó inmediatamente el plan, afirmando que no normalizaría los lazos con Israel sin un camino claro hacia la creación de un estado palestino.
Trump expresó incertidumbre sobre la durabilidad del alto el fuego actual al presentar su propuesta.
El plan enfrenta desafíos significativos en su implementación y podría complicar otros objetivos regionales, incluidos los esfuerzos de normalización entre Israel y Arabia Saudita.
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