El primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, y el vicepresidente de los Estados Unidos, JD Vance, participaron en un acalorado debate sobre la libertad de expresión durante una reunión en la Casa Blanca. Vance criticó las restricciones del Reino Unido sobre la oración cerca de clínicas de aborto y las políticas más amplias de libertad de expresión, calificándolas como infracciones a los derechos fundamentales. Starmer defendió firmemente la postura del Reino Unido, afirmando que Gran Bretaña "protege la libertad de expresión con celo", mientras rechazaba las acusaciones de censura. El intercambio tuvo lugar frente a los reporteros, añadiendo tensión a una reunión por lo demás diplomática con el presidente Donald Trump. La discusión también tocó el apoyo europeo a Ucrania y las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y el Reino Unido.
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