La minería no regulada de tierras raras en Myanmar, en gran parte impulsada por empresas chinas, está causando graves daños ambientales que se extienden a Tailandia y Laos. Las operaciones mineras han provocado niveles peligrosos de contaminación por arsénico y metales pesados en los ríos Kok y Mekong, poniendo en peligro la seguridad del agua y la salud pública. La Comisión del Río Mekong ha confirmado la presencia de sustancias tóxicas, con informes de niños locales en Tailandia que muestran altos niveles de arsénico relacionados con el consumo de pescado del río. La contaminación está volviendo naranjos los ríos y creando un desastre ambiental regional. Esta crisis destaca el impacto transfronterizo de la extracción de recursos no controlada en zonas de conflicto.
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